Cantidad iguala inseguridad
Dalia Carrizosa Espinoza
He pensado en hasta qué edad
podría llegar a vivir en este
mundo tan caótico. Diez,
veinte, veinticinco, ochenta,
cien… aunque cien me parece ambicioso,
sinceramente.
A veces me pregunto si es posible medir
el amor, meterlo en un frasco pequeño,
pensando que es un líquido, y evaluarlo
por litro o en una báscula, imaginando
que se pide como si fuera un kilo de
tomate o tortillas, algo que se consume a
diario: amor y más amor.
Me gustaría que mi cabeza fuera un
recipiente y mi sustancia gris, agua para
alimentar las flores de mis pensamientos
de los que, cuando se marchiten, pueda
deshacerme de ellos sin ningún remordimiento.
Quisiera contar mis días para
saber cuándo me voy a quedar sin
aliento y quizá, solo quizá, prevenirlo.
